28 feb 2009

Matanza en Jaltenco...indignante !



Esto me dejó en shock, espero podamos ayudar de cualquier forma. Desafortunadamente algunos medios lo han ocultado y otros están pagados, o a favor del gobierno... nada nuevo ¿verdad?

Como muchos ya saben, el pasado lunes 23 de febrero se cometió uno de los crímenes más violentos contra los animales de los últimos tiempos. Un grupo de personas cobardemente encapuchadas allanaron la propiedad del Protector Javier Cervantes golpeando a un amigo de él, asesinando por electrocución, matando a tubazos y destazando con machetes a decenas de gatos y perros recogidos de las calles, a los que Javier había dado una nueva oportunidad de vida.

Esta acción estuvo organizada y pagada por vecinos y autoridades de Jaltenco, Estado de México.

La comunidad de protectores del país, así como la población en general, estamos indignados ante estos crímenes y exigimos JUSTICIA por parte de las autoridades superiores. Ya se presentaron las denuncias pertinentes y el proceso ha comenzado, sin embargo necesitamos presionar demostrándole a los pobladores y a las autoridades que no estamos dispuestos a permitir que esto vuelva a suceder, ni mucho menos que esto quede sin castigo.


Este hombre camina por el huerto con su hijo. Cinco años tiene el niño. Sabe, por tanto, muchas cosas.

En el sendero el hombre ha visto un caracol. Alguien le dijo que los caracoles son enemigos de las plantas. Va, pues, el hombre hacia el lento caracol y lo aplasta con un rudo pisotón.

-Házlo otra vez -le pide el niño.

-¿Quieres -pregunta con extrañeza el padre- que lo aplaste otra vez?

-No -responde el pequeño-. Quiero que hagas otra vez el caracol que acabas de aplastar.


Todos los seres y las cosas son sagrados. Hemos de contemplar con reverencia aún la más humilde forma de la vida, pues todas las criaturas tienen la majestad y el misterio de la vida. Cualquier hombre puede aplastar un caracol, pero ni aún el hombre más sabio de la Tierra puede reconstruir sus sabias espirales. Ante la vida detengámonos, para que la muerte se detenga.


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