Me queda perfectamente claro que Roger Nelson, conocido por muchos de nosotros como “Prince” o el señor símbolo (Emancipation), no le gusta hacerse de mucha publicidad y es raro toparse con información de él, la cual, es realmente escasa.
Sin embargo, cuando la intensión es dar nota, la da muy bien el icono ochentero.
Hace unos días, Prince realizó un concierto para 200 invitados que duró 5 horas para hacer la presentación de su nuevo libro titulado “21 Nights”, una edición de lujo que ha sido publicada por “Simon & Schuster” y registra escenas de Prince en público y tras bambalinas con su banda en una presentación record que tuvo lugar en el “Estadio Arena de Londres” el pasado año 2007.
Cada invitado pagó una cantidad de 1000 dólares por la primera sesión, pero como las ganancias iban destinadas a organizaciones benéficas, la segunda sesión tuvo un costo voluntario de 300 dólares que fueron felizmente pagados por personalidades de la talla de Spike Lee, Anderson Cooper y Dave Chappelle que disfrutaron temas como “Purple Rain”, “Little Red Corvete”, “When Doves Cry”, versiones de Hendrix, los Beatles, The Rolling Stones y hasta de Janet Jackson.
Resulta que nadie había vendido 21 noches seguidas en el lugar; fue el fotógrafo R. St, Nicholas quien propuso realizar el libro sobre ese grandioso pedazo de historia en la vida de Prince, ya que al músico, jamás le ha gustado hablar sobre él mismo.
Actualmente a Prince se le considera el pionero sobre los derechos intelectuales de los artistas y difusor de su propia música en Internet, osease, no se puede publicar absolutamente nada de él como fotos, audio, video, ni nada. Hace más de una década, Prince dejó al sello de Warner Bros tras la insaciable lucha por mantener intacta su propia creatividad, pero no sólo abandona la disquera, se separó hasta de los mismos fans dando a entender que había dejado por completo su carrera musical de un poco más de 3 décadas. A pesar de que hace unos años volvió a entablar platicas con disqueras como Sony y Universal Music Group, no está seguro de que esa sea una buena idea para vender sus discos en plena era de la piratería y descarga ilegal de música, según palabras del músico “no vale la pena tratar de lanzar nueva música e impedir que sea explotada”.
Después de haber sido un hombre de ”abusos y exageraciones”, hace algunos años Prince se convirtió a Testigo de Jehová, lo cual, según personas cercanas a él, le ha ayudado a ser una persona más espiritual.
Hoy en día Prince siente molestia por el modo en que la red ha trastornado los derechos de los artistas, ya que abusan, y aunque el señor da señales de tremenda frustración, la serenidad y la diversión sana son hoy su forma de vida, hasta dice que la caída del mercado financiero estadounidense tiene implicaciones bíblicas.
A todo esto, sólo puedo decir que a Prince lo perdimos por completo desde hace un buen tiempo, y con todo respeto, lo que hace en los escenarios, no concuerda con lo que predica y expresa. Si bien el señor se siente ofendido, molesto y más por la piratería y descarga ilegal de música, debería de dicarse a los conciertos, a final de cuentas, eso es lo que le deja más a un artista que la venta de discos, comprobado está que la gente paga grandes cantidades por escucharlo.
Sin embargo, cuando la intensión es dar nota, la da muy bien el icono ochentero.
Hace unos días, Prince realizó un concierto para 200 invitados que duró 5 horas para hacer la presentación de su nuevo libro titulado “21 Nights”, una edición de lujo que ha sido publicada por “Simon & Schuster” y registra escenas de Prince en público y tras bambalinas con su banda en una presentación record que tuvo lugar en el “Estadio Arena de Londres” el pasado año 2007.
Cada invitado pagó una cantidad de 1000 dólares por la primera sesión, pero como las ganancias iban destinadas a organizaciones benéficas, la segunda sesión tuvo un costo voluntario de 300 dólares que fueron felizmente pagados por personalidades de la talla de Spike Lee, Anderson Cooper y Dave Chappelle que disfrutaron temas como “Purple Rain”, “Little Red Corvete”, “When Doves Cry”, versiones de Hendrix, los Beatles, The Rolling Stones y hasta de Janet Jackson.
Resulta que nadie había vendido 21 noches seguidas en el lugar; fue el fotógrafo R. St, Nicholas quien propuso realizar el libro sobre ese grandioso pedazo de historia en la vida de Prince, ya que al músico, jamás le ha gustado hablar sobre él mismo.
Actualmente a Prince se le considera el pionero sobre los derechos intelectuales de los artistas y difusor de su propia música en Internet, osease, no se puede publicar absolutamente nada de él como fotos, audio, video, ni nada. Hace más de una década, Prince dejó al sello de Warner Bros tras la insaciable lucha por mantener intacta su propia creatividad, pero no sólo abandona la disquera, se separó hasta de los mismos fans dando a entender que había dejado por completo su carrera musical de un poco más de 3 décadas. A pesar de que hace unos años volvió a entablar platicas con disqueras como Sony y Universal Music Group, no está seguro de que esa sea una buena idea para vender sus discos en plena era de la piratería y descarga ilegal de música, según palabras del músico “no vale la pena tratar de lanzar nueva música e impedir que sea explotada”.
Después de haber sido un hombre de ”abusos y exageraciones”, hace algunos años Prince se convirtió a Testigo de Jehová, lo cual, según personas cercanas a él, le ha ayudado a ser una persona más espiritual.
Hoy en día Prince siente molestia por el modo en que la red ha trastornado los derechos de los artistas, ya que abusan, y aunque el señor da señales de tremenda frustración, la serenidad y la diversión sana son hoy su forma de vida, hasta dice que la caída del mercado financiero estadounidense tiene implicaciones bíblicas.
A todo esto, sólo puedo decir que a Prince lo perdimos por completo desde hace un buen tiempo, y con todo respeto, lo que hace en los escenarios, no concuerda con lo que predica y expresa. Si bien el señor se siente ofendido, molesto y más por la piratería y descarga ilegal de música, debería de dicarse a los conciertos, a final de cuentas, eso es lo que le deja más a un artista que la venta de discos, comprobado está que la gente paga grandes cantidades por escucharlo.
Y como signo de muerte prematura, ahí queda como testimonial éste video sin audio... de lo poco rescatable sobre éste personaje.
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